Mateo 4:18-19
Pasando Jesús junto al Mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón,
llamado Pedro, y su hermano
Andrés, que echaban la red en el
mar, porque eran pescadores.
Y les dijo:
“Venid en pos de mí, y os haré
pescadores de hombres.”
Para los que tomamos la decisión de servir a Dios (lo ideal es que
todos asumamos la responsabilidad de servirle), este pasaje es una
referencia importante, -ahora somos “pescadores de hombres”-, nos decimos con
determinación y orgullo, infortunadamente muchos no entienden la perspectiva
total del llamado de Dios, e inician el trabajo ministerial sin pensar en las
consecuencias que traerá ejercer dicho llamado, porque hay una creencia
generalizada, sin importar lo que hagamos, que todo va a ser bendición, por eso
hoy quiero hablar de 3 personajes, cada uno recibió el llamado de Dios, fue
ungido y lo realizó como consideró que debía hacerlo, ellos son Josué (Jos 1:1-9), Saúl (1Sa 9) y David (1Sa 16:1-13)
JOSUÉ
Fue el servidor
de Moisés, cuando muere su líder, Moisés, Dios le encarga la responsabilidad de
comandar a Israel para conquistar la tierra prometida, lo interesante es que la
unción que tenía Moisés recayó sobre él y desde un principio lo demostró, así
como su líder dividió el mar Rojo, Josué con todo Israel, se paró frente al
rio Jordán y este se dividió para que se iniciara la conquista de las promesas Dios.
Al leer el libro de Josué encontramos grandes victorias, donde se manifiesta
el poder de Dios, encontramos un hombre comprometido con la visión de Dios y
con guardar sus estatutos, que en el ocaso de su vida pronuncia un discurso de
gran relevancia en la historia del cristianismo, el cual tiene su cumbre en la
frase encontrada en Josué 24:15
Si mal os
parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros
padres cuando estuvieron al otro lado del río,
o a los dioses de los amorreo en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.
SAÚL
Fue el primer rey de Israel, un hombre con
características física que producía respeto y admiración en las demás personas,
pero con poca confianza en sí mismo, el temor condujo prácticamente toda su
vida, a tal punto que el propósito de Dios no se cumplió en él, fueron más
grandes sus miedos que la visión dada por el Señor.
Saúl se suicida cuando huía de los filisteos,
después de la derrota que sufre Israel en el monte Gilboa; en esta batalla
mueren también sus hijos, dejando sin heredero de sangre al trono de Israel
DAVID
Después de que
Saúl es rechazado por Dios, producto de su desobediencia, David es ungido como
rey de Israel; el acto de unción tiene una característica muy interesante que
nos sirve de lección; cuando Samuel llega a Belén, a casa de Isaí, el anfitrión
le presentan al profeta sus 6 hijos, jóvenes con características físicas dignas
de un rey, pero ninguno tenía el corazón para ser el rey del pueblo de Dios (1Samuel
16:7), por lo tanto Samuel pregunta a Isaí si tiene más
hijos, e inmediatamente Isaí contesta:
“¿Son estos
todos tus hijos?”
Isaí respondió:
“Queda aún el menor, que apacienta las ovejas”
Y dijo Samuel a Isaí:
“Envía por él,
porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí” (1Sa 16:11)
Este pasaje dice mucho de la familia de Isaí, aquí
encuentro un David excluido de los asuntos importantes de la familia, quizás
rechazado, quizás lo hacían sentir como un simple “pastorcillo de ovejas”, lo
que sí es claro es que, a pesar de ser el menor, no era el “niño” de la casa;
David tenía todas las características necesarias para ser un adolescente
problema, rebelde, acomplejado, autocompasivo y porqué no, antisocial, pero no
lo era, antes por el contrario, era sumiso, seguro de sí mismo, respetuoso y
con un amor profundo por Dios y su pueblo; pero ¿porqué era así, cuando las
estadísticas dicen lo contrario en jóvenes que reciben ese tipo de trato? Considero
yo, que David entendió desde muy joven lo que, siglos después, escribió Pablo
en Romanos 8:28
Sabemos, además,
que a los que aman a Dios, todas
las cosas los ayudan a bien, esto
es, a los que conforme a su propósito
son llamados.
David aprovechó esos tiempos de soledad y buscó a
Dios, con su arpa empezó a invocar a Dios y Él le escuchó y creó un corazón
conforme al de Él.
David muere de vejez, dejando un reino estable,
prospero, poderoso, pero mejor que eso, dejó un sucesor, su hijo Salomón,
quizás el rey más importante en la historia Judía.
Cuando vemos estos tres personajes podríamos concluir que el propósito
de Dios lo cumplieron en un 100% David y Josué y que Saúl es el malo de la
historia, pero como dije al principio de este artículo no todos los que son
llamados por Dios entienden la perspectiva total de ese llamado, en el caso de
Saúl no lo entendió, aprovechó la posición, disfrutó de los beneficios que
traía consigo el ser rey de Israel, pero nunca llevó su corazón delante de Dios
para que Él lo escudriñara como dice el Salmo 139:23-24
Examíname, Dios,
y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos.
Ve si hay en mí camino de perversidad
y guíame en el camino eterno.
Por
lo tanto, las consecuencias de sus actos lo llevaron a él y a su casa al
fracaso total, a la tragedia; la casa de Saúl fue prácticamente exterminada,
solo hubo un sobreviviente, de quien David tuvo compasión.
En cuanto a
Josué, quien durante su vida vio cómo Dios cumplía lo prometido, también tuvo
un aspecto, el cual nunca supero, Josué fue tan importante, sus victorias
fueron tan relevantes que se volvió autosuficiente, la unción, el poder y la
autoridad de Dios estaban sobre él, pero olvido que no eran de él si no de Dios,
aún así creía que lo agradaba al 100%, ¿cómo sustento esta conclusión?, en
Josué 9 se relata que los israelitas fueron engañados por los habitantes de Gabaón,
de quienes Dios había dicho que no hicieran alianza alguna, dice la biblia que enviaron
personas disfrazaron con harapos, pusieron sacos y odres viejos y remendados
sobre sus asnos, todo el pan que llevaban era seco y mohoso, y se hicieron pasar
por embajadores de una nación muy lejana, que solicitaban hacer una alianza con
Israel, dice en Josué
9:14-16
Los hombres de Israel tomaron de las
provisiones de ellos, pero no
consultaron a Jehová.
Josué hizo
la paz con ellos; también celebró con
ellos una alianza concediéndoles la vida y los príncipes de la congregación
hicieron un juramento.
Tres días después se enteraron que eran sus vecinos, ya no se podía
hacer nada, debían convivir perpetuamente con personas que posiblemente les
inducirían a la adoración a otros dioses.
La autosuficiencia es uno de los males ocultos en el liderazgo
cristiano, muchos, porque Dios nos
respalda constantemente, olvidamos que todas las decisiones se deben pasar por
el filtro de la palabra de Dios, lo
tenaz es que las consecuencias no sólo se manifiesta en nuestras vidas, si no,
en la vida de los que lideramos.
Infortunadamente, a Josué, la autosuficiencia lo llevó a no formar
un discípulo, a mi parecer, Josué era de los que decían “para que algo te salga
bien, hazlo tu mismo”, o si no miremos el reclamo que le hizo Caleb en Josué 14:11-12
“Todavía estoy tan fuerte como el día en que
Moisés me envió. Cual era mi fuerza
entonces, tal es ahora mi fuerza para combatir,
para salir y para entrar.
Dame, pues,
ahora este monte, del cual habló
Jehová aquel día. Tú mismo oíste entonces que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Si Jehová está conmigo, los expulsaré, como Jehová ha dicho"
En otras palabras, Caleb le dijo “Oye Josué, aún hay fuerza en mi, aún
puedo, dame pues lo que me corresponde, que Dios también está conmigo”
Después de la muerte de Josué, Israel cayó en una crisis de liderazgo
que duró muchas décadas, lo cual fue la gran consecuencia de ese “pequeño
detalle” la autosuficiencia de un líder.
Algo claro hasta este momento es que Saúl y Josué dejaron un legado a
sus generaciones futuras, muy lejano de lo que Dios quería, por no asimilar la
perspectiva total del llamado de Dios, si Él me llama, no sólo es para ser
bendecido y que esa bendición alcance a mis seres querido, si Dios me llama es
para ser bendición para el presente y el futuro, de nuestro entorno, eso es lo que nos enseña Dios
con la vida de David, sabemos que se equivoco, que cometió errores graves, pero
sabemos que conocía profundamente a Dios y entendía su misericordia, nada
detuvo a David para construir un reino como el que le entregó a su hijo
Salomón.
Algo interesante es que David fue un gran rey, pero su hijo fue mayor,
Salomón ha sido el rey más importante en la historia de Israel, pero tiene más
reconocimiento David, es tan grande el reconocimiento que nuestro señor Jesucristo
fue llamado hijo e David.
Hoy debemos entender que Dios nos ha llamado a trascender, no sólo a
ser bendición en nuestras congregaciones, si no a impactar nuestro entorno y
trazar un camino mejor a nuestras futuras generaciones.
David Gutiérrez Medina
Misión 586 12, Comunidad Cristiana