sábado, 5 de noviembre de 2016

Conociendo al Padre Celestial (2a Parte)


Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
Mateo 7: 11

En la primer parte hablamos de que para entender el por qué Jesús hacía un paralelo entre nuestros padres terrenales y el Padre Celestial era necesario remontarnos a la época de esclavitud del Israel en Egipto, y analizar a Moisés, sus años de destierro; antes de ser llamado por Dios vivió cerca de cuarenta años en el desierto, lo que lo llevó a tener cambios profundos, la soledad del desierto le sirvió para autoanilizarse y encontrar en lo más profundo de su ser los aspectos que no le permitían ser usado por Dios. Era necesario un caudillo con mente diferente, que tuviera una perspectiva ámplia, y en Egipto no iba a haber un israelita con esas características, debemos entender que pasar tiempo a solas con nosotros mismos es la clave para vivir una vida que agrade a Dios y para que hallan cambios radicales en nosotros.

Al ver la zarza ardiendo, Moisés quita el calzado de sus pies y adora (Éxodo 3: 5-6), a partir de ese momento él habla cara a cara con Dios, esto le permitió conocer al Dios todo poderoso, creador del cielo y la tierra, pero aún mejor que eso, conoció al Padre Celestial, ese papá que no abandona, que nos ayuda en los tiempos difíciles, ese papá que ama de verdad, digno de depositarle toda nuestra confianza.

Dios, luego de sacar a Israel de la esclavitud de Egipto los lleva al desierto, sólo debía caminar a través de él durante 40 días para llegar a la tierra prometida, pero esos 40 días se convirtieron en 40 años, Israel no entendió que era necesario estar en el desierto, para que estuvieran a solas con ellos mismos, por esa razón no conocieron a Dios, siempre tuvieron el concepto de un Dios lejano, imconprensible,ni siquiera podía pronunciar su nombre YHWH. En la Biblia de estudio Reina-Varela de 1.995 se explica el significado del nombre de Dios (YHWH, o “Yo soy”, Éxodo 3: 14), voy a citar textualmente ese apunte:

Yo soy el que soy: esta frase explica el nombre personal del Dios de Israel, traducido en esta versión como Jehová, asociándolo al verbo hebreo hayah, que significa, que significa “ser”, “existir” y, a veces, también “acontecer”. Según algunos intérpretes, el mismo verbo,alser repetido, refuerza su significado y adquiere mayor intensidad, de manera que Yos soy equivale a Yo soy el que existe realmente y por si mismo, no como los falsos dioses que no son ni pueden nada. Otros señalan que la frase puede traducirse también por Yo soy lo que soy y, por lo tanto, se trata de una respuesta evasiva: Yo no doy a conocer mi nombre, porque ninguna palabra sería capaz de expresar lo que soy. Otros, finalmente, hacen notar que el verbo hebreo hayah no designa una mera existencia sino una presencia viva y activa, y que, por lo tanto, la frase significa Yo soy el que estaré siempre con ustedes para salvarlos.





Hace algunos años hablaba con un señor que ha estudiado la cultura judía a profundidad, me decía que Jehová no existe, que era un invento de occidente, porque el verdadero Dios (Yo soy), es casi impronunciable por los judíos, con esta afirmación aquel caballero confirmaba lo dicho en el párrafo anterior acerca del nombre de Dios, lo que convierte al hombre en un ser no merecedor de acercarse a Dios, eso era lo que le sucedía a los israelitas, por eso el temor de Moisés cuando Dios le habla a través de la zarza ardiente, por eso el temor de Jacob en Bet-el (Génesis 28: 16), por eso el temor de Gedeón cuando ocurre su llamado (Jueces 6: 22-23), por eso el temor de Isaías (Isaías 6:4), porque creían que si aquel ser inmenso, poderoso y extremadamente santo se atrevía a acercarse al ser humano este moría de inmediato, pero tanto Moisés, como Jacob, Gedeón e Isaías conocen la faceta real de Dios, que es el Padre Celestial y si analizamos a cada uno de estos personajes, nos damos cuenta que de allí en adelante su relación con Dios cambia, el temor desaparece, entran confiadamente ante Él, pero al igual que Moisés estos personajes vivieron una auto-confrontación que los llevó a reconocer su estado, miremos a cada uno de ellos:

JACOB
El segundo encuentro directo con Dios es en Peniel (Génesis 32: 22-31), donde lucha con Él por su bendición, y ¿cuál bendición buscaba? La de un nuevo nombre, el ya no quería se un engañador (Jacob significa “suplantador” o “el que agarra”) por esos Dios cambia su nombre por el de Israel que significa “el que lucha con Dios”, o “Dios lucha”, es decir, a partir de ese momento Jacob dejaría de obtener las cosa engañando y estafando a los demás, las obtendría de la forma correcta, clamando a Dios y dejando que Él luche por su causa, es decir, dependiendo del Padre que todo lo provee.

GEDEÓN
Lo que más se le escuchaba decir era “yo soy pobre, yo soy el más débil, yo no puedo”, siempre presentando excusas que evidenciaban una vida llena de temor, lo interesante es que en su primer encuentro con Dios entiende que ha sido educado para temer pero, más que eso, entiende que con Dios todo es posible, porque es el Padre que está pronto en la adversidad, y esto lo demuestra cuando derriba el altar que su padre terrenal había erguido a Baal y Asera (Jueces 6: 27-32), ya no le temía ni a su padre, ni a sus vecinos y mucho menos a sus enemigos.

ISAÍAS
“!Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.” (Isaías 6: 5)

Al parecer era una persona que empleaba un lenguaje soez constantemente, pero reconoció su estado y conoció al Padre que educa para ser una persona de bien, que deja huella; Isaías fue el profeta que recibió la revelación del Mesías dejando una huella imborrable en la humanidad.

La figura paterna es de suma importancia dentro del hogar, el padre es quien debe generar protección, seguridad, es el encargado de formar el carácter de los hijos, es el que debe proveer para la necesidad, -sin ser machistas, pero es lo ideal-.



Cuando Jesús le dice a los judíos “vuestro Padre Celestial”, lo hace con el propósito de derribar el paradigma más fuerte de los judíos, cultivado durante siglos y que ha llevado a Israel a lo largo de su historia a vivir entre victorias increíbles y largos periodos de opresión y esclavitud, les está diciendo que Dios es más que el gran creador del cielo y la tierra, que es el ser que genera protección, seguridad, que forma el carácter, que provee para la necesidad, presto a escuchar sus necesidades, que si no se creen dignos de entrar delante de Él, lo que deben hacer es autoanalizarse, confrontarse y sinceros con ellos mismos, y disponer sus corazones para un cambio real.

Cuantos conceptos errados nos han enseñado acerca de Dios Padre, aún es normal escuchar a predicadores que dicen que Dios nos mete en el desierto para “probarnos” y así luego bendecirnos, ¡Por Dios! ¡Eso no es verdad!.

Mirémoslo desde este punto de vista, Jesús dice en Mateo 7: 11 “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos”, ahora miremos a nuestros padres, ellos están dispuestos a darnos lo mejor, aun siendo malos (lo dice Jesús); recuerdo cuando era niño mis papás eran quienes proveían para todas mis necesidades, ellos nunca me hicieron pasar trabajos duros, ni me pusieron a aguantar hambre o frio con la excusa de que “si pasas esta prueba me estás demostrando que eres digno que supla tu necesidad…” y creo que esto no lo ha vivido un alto porcentajes de la población mundial, entonces ¿por qué Dios siendo bueno nos va a meter en la tribulación para luego bendecirnos?, ¿no es algo contradictorio con lo que predicó Jesús? Ahora, surge otra buena pregunta ¿acaso no fue Dios quien llevó a Israel al desierto?, sí, pero para que meditaran en lo que habían vivido en Egipto, se autoanalizaran y entendieran que habían aspectos en sus mentes y corazones que debían cambiar, era un periodo de aproximado de 40 días alejados de los maltratos, el trabajo obligado y todo lo que acarreaba la esclavitud, pero Israel confirmó que tenía muchos aspectos en sus mentes y corazones que no les permitía conocer al Padre Celestial y en ese peregrinaje los dejó relucir con mayor ímpetu, lo que trajo como consecuencia 40 años dando vueltas en el desierto hasta que muriera el último de los israelitas que había experimentado la esclavitud de Egipto (a excepción de Josué y Caleb), es decir, la actitud de sus corazones los llevó a morir en un desierto, NO fue Dios.

¿Y entonces, porqué Job tuvo que pasar una prueba tan difícil para obtener la bendición de Dios? Otra pregunta
necesaria; la Biblia nos enseña que Job era “un hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” (Job 1:1),  es decir, alguien que intentaba agradar a Dios, en nuestros tiempos podríamos decir que era un buen cristiano, asistía todos los domingos a la iglesia, daba el diezmo y las ofrendas cumplidamente, cerraba los ojos y levantaba las manos durante el periodo de alabanzas, participaba en todas las actividades que programaba la iglesia, repito un excelente cristiano, pero miremos lo que dice los últimos versos del libro de Job, específicamente el capítulo 42 del verso 1 al 6:

“Yo conozco que todo lo puedes,
Y que no hay pensamiento que se esconda de ti.
 ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento?
Por tanto, yo hablaba lo que no entendía;
Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía.
 Oye, te ruego, y hablaré;
Te preguntaré, y tú me enseñarás.
 De oídas te había oído;
Mas ahora mis ojos te ven.
 Por tanto me aborrezco,
Y me arrepiento en polvo y ceniza”


Esto lo dice Job después de que su esposa lo ha abandonado y sus tres amigos Elifaz, Bildad y Zofar se han ido, es decir, cuando ha quedado sólo, allí empieza su meditación y confrontación, es allí donde escucha la voz de Dios y entiende que toda su vida ha sido una vida religiosa, llena de rituales que no le permitían conocer al Padre Celestial y que vivió esa amarga experiencia porque Satanás tenía argumentos sólidos para destruirlos y esos argumentos se los daba la religiosidad en la que vivía. Dios no mete a Job en la tribulación, es la actitud de su corazón las que le abren puerta a Satanás para que intente destruirlo. Después de esto viene la bendición sobre él, no porque haya pasado esa etapa tan dura, sino porque el acta de los decretos que le era contraria quedó anulada (Colosenses 2:14-15) e inmediatamente la bendición que estaba retenida por causa de su pecado, lo alcanza.

Nuestro Padre Celestial nos ha enviado muchísimas bendiciones, pero están retenidas en el mundo espiritual por causa de nuestro pecado y ¿cuándo nos daremos cuenta de esas actitudes que no permiten que las bendiciones nos alcancen? Cuando estemos a solas con nosotros mismos.

Es hora que nos detengamos, miremos hacia dentro y descubramos las actitudes que no nos permiten conocer a Dios como el Padre Celestial.

Para concluir quiero que miremos el Salmo 40, versos 1 al 3:

“Pacientemente esperé a Jehová,
Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso;
Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
 Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios.
Verán esto muchos, y temerán,
Y confiarán en Jehová”


Esa espera paciente es cuando pasamos tiempo a solas con nosotros mismos.

Que las bendiciones de Dios nos alcancen.


David Gutiérrez Medina
Misión 586 12, Comunidad Cristiana

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